La configuración del Valle de Losa hace de frontera entre las zonas húmedas del Cantábrico y el comienzo de la altiplanicie que representa la meseta castellana, lo que nos ofrece muy variados tipos de bosques con hayedos, robles, pinos, etc. con una producción continua de ejemplares de diversas especies.
Desde finales de invierno y comienzos de primavera los perrechicos hacen la delicia de los aficionados para quitarse el "mono" del largo invierno. Con las lluvias de abril las campas se cubren de muchos ejemplares de senderuelas, champiñones, etc. En verano, en la frescura de los hayedos proliferan los hongos, las rússulas... y en otoño la explosión micológica se produce en todos los ambientes, siendo muchos los aficionados que desde toda España se desplazan para recoger setas.

La gran amplitud del valle y las pistas forestales que recorren los bosques posibilitan acceder con facilidad hasta los puntos de recogida.
Recordad que en estas excursiones, debemos respetar el monte, practicando una salida responsable.

Existen unas normas básicas, explícitas, que no todo el mundo respeta, que hay que tener en cuenta cuando se acude al campo, al bosque o al monte; hay que andar por los lugares sin remover el suelo; destapar con cuidado la seta, cortarla y transportarla en un cesto de mimbre o tela trenzada, nunca en una bolsa de plástico, como se ve a menudo, porque a través del entretejido la seta va soltando las esporas de las que brotarán nuevos ejemplares el año que viene.
Tampoco se deben cortar más setas de las que se vayan a consumir, ni pisar las especies malas, que aprovechan otras especies animales, o tal vez deseará examinar el setero que venga detrás.